Siempre me ha despertado curiosidad ver pasear a cualquiera con su mascota por nuestras calles y parques, …a veces el parecido entre ellos es asombroso. En las ciudades grandes es donde más puede observarse ésta clase de transeúntes entregados al relax callejero, que andan con parsimonia mientras sus cuadrúpedos acompañantes se olisquean y hacen sus necesidades.

Otras veces se trata de lucirse, caminando al paso, pavoneándose junto a sus mascotas que en ocasiones lucen excelentes arreglos de peluquería y acomodados ropajes ó aires de alta cuna e inusitado abolengo.
Estos inteligentes animales parecen saberse poseedores de inestimable pedigree, dada la mucha atención que todos les brindan, especialmente sus amos orgullosos de poseer un ser de tan alta alcurnia.
Ese escenario concreto, falto de prisas, que la calle ofrece en ocasiones, suele ser un descanso para la vista, donde la calma parece mostrar su lado más pacífico.

Las mascotas son también una vía de comunicación de sus paseantes en el ámbito del bis a bis, tan necesario para la socialización de pequeños y mayores en un mundo virtual donde las relaciones son en parte puro humo.

…En medio de éste escenario, los perros mil leches que corretean por las calles, se acercan a oler éstas mascotas de lujo siendo rechazados en ocasiones por sus amos, no sea que le peguen alguna pulga ó algo peor …todo forma parte del juego; de ese juego positivo y lleno vida, en el que se ven niños corriendo con sus perros, perros lazarillos que sirven de ojos a sus dueños, bellas señoritas con perros más guapos que ellas… etc. etc. todo ello en un día soleado de paseo bajo el cielo azul.

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