Los poderes facticos se han esmerado siempre, con eficacia, en ejercer su control sobre las gentes tratando de unificar en ellas consciencia y pensamiento bajo el modelo que a dichos poderes conviene; conseguir la sumisión total es el objetivo último que persiguen.

Este fenómeno social puede observarse con claridad a pequeña escala en las sectas religiosas, aunque su ámbito se extiende hasta las más variadas y extensas áreas sociales, llegando, como la historia ha mostrado no muchas décadas atrás, a sumir países enteros en una especie de hipnosis colectiva de consecuencias dramáticas para todos.

De forma generalizada, éstos poderes ejercen de manera sutil su tiranía, consiguiendo controlar las mentes mediante refinados métodos de lavado de cerebros, adaptados a los tiempos que corren, obteniendo así infaliblemente los mismos resultados.

La publicidad subliminal nació a finales de los 50, cuando en la película Picnic (1957), se utilizó por primera vez éste sistema, intercalando en la proyección fotogramas de 3 milisegundos, cada 5 segundos, de manera que nadie pudiese captar de forma consciente los mensajes de Coca-cola y palomitas que les estaban introduciendo en el subconsciente que sí podía registrar las imperceptibles señales; el resultado fue un notable aumento en las ventas de los mismos, lo que vino a demostrar en los anales de la publicidad que la mente es susceptible de ser manipulada de forma que nadie pueda advertirlo. Ya existía entonces el psicoanálisis inspirador de éste método.

Aquella práctica fue prohibida pocos años después por atentar contra la libre decisión de los individuos, sin embargo hoy parece ser que cualquier método es legal ó ético, cuando la intención que subyace bajo las apariencias es igualmente inductora y nociva; no hay más que fijarse en la utilización excesiva y sutil del sexo, por citar uno entre muchos casos, para publicitar productos que nada tienen que ver con él, solo para hacerlos más atractivos al consumidor que seguramente se acabará preguntando alguna vez: ¿porqué compraría aquel producto, si no lo necesitaba?.

Hay disciplinas que enseñan maneras refinadas de expresión corporal y verbal a políticos, ejecutivos y otros personajes públicos, para parecer más creíbles a las audiencias; incluso las vestimentas que emplean y sus colores están pensadas para ese fin …la expresión de las manos etc., dando la impresión de no haber roto un plato en sus vidas, cuando al mismo tiempo están mintiendo con interesado cinismo en asuntos de importante interés colectivo.

La manipulación pulula por doquier, no hay más que escuchar la misma noticia en canales de TV de diferente signo político ó leer las mismas noticias en la prensa diferente …solo hace falta fijarse un poco.

Las áreas del consumo, las ideas, las creencias y las noticias, son a mi entender los filones donde se ceban éstas prácticas poco ortodoxas, por emplear un eufemismo, que atentan directamente contra el desarrollo humano en el sentido integral de la expresión.
Contra ésta vorágine que nos impide ser realmente libres, se impone el libre-pensamiento que ha supuesto siempre una amenaza para dichos poderes, como la historia ha demostrado en multitud de ocasiones, llegando incluso, como sabemos, a encarcelar a científicos por contravenir el pensamiento oficial, aunque sus ideas se apoyaran en bases demostrables, lo cual indica la perversión manipuladora de aquellos carceleros.

Ahora, de manera más disimulada, se pretende encorsetar al ciudadano en una especie de consciencia grupal, como sucede en un panal de abejas, donde cada individuo cumple su cometido de manera automática, según el programa genético que lo conforma.
El librepensador que aprende a observar y a filtrar objetivamente sus percepciones, está considerado el arquetipo del pensamiento revolucionario, diametralmente opuesto al modelo que aquellos poderes pretenden ejercer en la sociedad, inducida y ávida por lo general del estatus para el que está siendo programada constantemente.

La manipulación de las ideas, la utilización de ciertos productos químicos, los convencionalismos, la introducción sutil de estereotipos al uso y un sin fin de métodos más, nos han llevado a ser un simple número en una sociedad global de consumidores, idiotizados cada vez más con nuestros “juguetes electrónicos”, por citar uno entre muchos ejemplos que nos están alertando del mal y desproporcionado uso que hacemos de los recursos que deberían ayudarnos a mejorar y no a alienarnos siendo conducidos a ciegas como un rebaño.

…..Pero por favor que alguien nos diga qué nos están echando en las estelas químicas llamadas de Chemtrails, que tanto hemos visto en los nuestros cielos a horas tempranas de la mañana ….en la mili, al menos, sabíamos para qué nos ponían bromuro en las comidas.

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