Joaquín Sabina, a quien tengo gran admiración, lo cuenta muy bien en algunas estrofas de su canción ”PONGAMOS QUE HABLO DE MADRID: Las niñas ya no quieren ser princesas y a los niños les da por perseguir el mar en un vaso de ginebra.. etc.” Ahora quieren ser youtubers, influencers, tiktokers ó instagramers y hacerse ricos rápidamente sin esfuerzo, sin que les importe su formación, tan necesaria en la vida durante los años de infancia y adolescencia …no son conscientes, ni tampoco sus padres, de las horas que dedican a sus maquinitas cada año, ni de cuanta vida se pierden; no piensan que muchos de ellos tendrán problemas de cervicales en el futuro ó en la vista ó con patologías que ahora no sabemos, otros quedarán enganchados y necesitarán tratamiento para salir de la adicción; además, no sé si ésta forma de socializarse es buena. (Una vez me contaba un amigo que había estado escribiéndose por el correo con otro individuo durante varios años; un día lo vio en la calle, lo reconoció y fue a saludarlo pero el otro, que también lo había reconocido, se hizo el despistado y pasó de largo, causándole una gran decepción) …cuanta falta de verdad hay en éstas relaciones y cuanto humo, pienso yo.
Son también incomprensibles para mí las descabelladas teorías de los terraplanistas ó los negacionistas del cambio climático, así como de otros que se dedican a difundir bulos en las redes para confundir. …Me viene ahora a la memoria el tango de Carlos Gardel que dice: “…da igual un burro que un viejo profesor…” …el mundo al revés, vamos.
Hay otros muchos ejemplos que avalan el primer párrafo de éste escrito: constantemente nos enteramos de chicos que amedrentan a los profesores con sus bravuconadas en contraste con lo que he conocido de joven, donde se les respetaba y que ahora, lejos de ese requisito indispensable, algunos padres incluso pegan a dichos maestros, llegado el caso.
Vaya ante todo por delante mi reconocimiento a la juventud, a la que admiro; yo también soy padre y comprendo a la gente joven. Hago ésta aclaración porque no quiero que se me entienda mal y que parezca que estoy en contra de ellos ó que no comprendo el progreso y que por tanto la vida cambie constantemente; que todo sea diferente y que haya que adaptarse a los nuevos tiempos; lo comprendo, pero eso no quita que me haga muchas preguntas que me causan preocupación.
No, no, los que están por educar, muchas veces, son los padres como responsables de esos hijos que la vida pone en sus manos a los que deben educar y enseñar, por el bien de ellos y de toda la sociedad.
El idioma también está cambiando como resultado de sustituir anglosajonismos por expresiones normales y comprensibles para todos, por ejemplo coasch ó ir de shopping, con lo fácil que es decir: asesor de compras ó ir de tiendas …ó comida en lugar de food …pero y los que no saben ingles?
Y así podríamos citar un montón de ejemplos más …me pregunto si todo esto es evolución; si estamos yendo a mejor.
Pero de todos los casos, otro que me llama especialmente la atención, es el de algunos cocineros. Por cierto los medios de comunicación, especialmente algunas cadenas de TV, dedican un espacio desproporcionado a la gastronomía, como si no existiesen otras áreas de la culturas en las que hacer hincapié, para beneficio de todos; no hay más que cambiar un poco de canal, llamado ahora zapping para comprobarlo a cualquier hora.
Los cocineros ya no trabajan sólo en la cocina, ahora lo hacen también en sus laboratorios; se lanzan a ser científicos con sus experimentos químicos, donde lo mismo le sueltan al cliente un humo perfumado a tierra húmeda ó a carbón de encina ó con olor a silla de montar ó le hacen una humareda en el plato de aquí te espero ó le ponen pan de oro en la comida para meterle a continuación una buena cañá en la factura consiguiendo además que se vaya muy contento.
Otros son intelectuales, citando a Francis Bacon, a John Ford ó a Plinio el Viejo, entre otros, como inspiradores de sus platos que según ellos, tardan a veces hasta seis meses en crear. …eso si que es tardar.
Sólo falta que se invente un premio Nobel de cocina para recompensar a los que ya tienen unas cuantas estrellas y así mejorar su palmarés, ampliando de paso el espacio en los medios de comunicación a los que antes me refería.
El marketing, el estatus, la superficialidad, el consumismo y otras cuestiones, forman parte de todo éste rio revuelto del que podríamos seguir hablando mucho más. Mientras tanto gran parte de la sociedad se empobrece cada día, haciendo cada vez más insostenible el mundo actual.
…al final, la factura, reservada a una élite escasa, capaz de esperar pacientemente durante meses para acceder a ésta “experiencia religiosa” que les cuesta un riñón. …y tan contentos.
Así son las cosas.
Adonde vamos a parar ???
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