Carente de ideales y de sentido común, trepa en toda ocasión ya que en su código no figuran principios como la lealtad a sí mismo, la ética ó el respeto a los demás; no se tiene respeto, lo que lo explica todo.

Es obscuro como el azabache; no se sabe como piensa porque nunca se pronuncia mientras especula sobre la manera de sacar tajada a cada situación, situandose en cuanto puede junto a caballo ganador aunque ello suponga una injusticia. Su pensamiento político es una incógnita porque al igual que a los gatos, no le gusta mojarse y lo peor es que pertenece a una plaga difícil de extinguir, …se dice que en un hipotético holocausto nuclear los cucarachos sobrevivirían perfectamente a la hecatombe.

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