Por otro lado los huertos vecinales multiplican su número exponencialmente en las grandes ciudades en éste fenómeno mundial común de vuelta a las raíces, como salida alternativa a la maltrecha economía de la gran mayoría de población.
En los años 50 y 60 el éxodo de nuestros compatriotas hacia las grandes ciudades de nuestro territorio y del extranjero en busca de mejor vida, dadas las precarias condiciones del mundo rural, hizo que en esas urbes comenzaran a aparecer en sus extrarradios las impersonales ciudades dormitorio, mientras las tierras y a veces pueblos enteros eran abandonados. El resultado ha sido en muchos casos el hacinamiento de esas masas de población que no solo no han encontrado mejor calidad de vida sino por el contrario: desarraigo, endeudamiento, pérdida de calidad y carestía de vida.
Hay casos sangrantes de la historia reciente como el de Argentina, por citar uno: en los 50, durante la época de Perón, la mayoría de la población rural se trasladó a la capital, acudiendo a su llamada, bajo la promesa de mejorar sus vidas.
Sin entrar en juicios políticos, hay que reconocer, a tenor de los resultados, lo equivocado de aquellas políticas y el sin sentido de privar de mano de obra para el campo a un país agrícola y ganadero por excelencia, considerado entonces uno de los más prósperos del planeta …se decía que era el granero del mundo, …los resultados llegaron décadas después, amén de la corrupción (mal generalizado de nuestro tiempo) que contribuyó de igual manera al declive económico de un país que entonces era rico con mayúsculas.
Nuestro país, agrícola y ganadero también desde antaño, ciertamente aumentó sus recursos en áreas como la del turismo, los servicios y la tecnología, en declive ésta última, dicho sea de paso, por falta de inversión pública, cuestión que nos pasará factura en un futuro medio por la perdida de competitividad que ello va ha suponer en un mundo globalizado; ya pueden verse consecuencias inmediatas como la fuga de talentos a otros países más sensible a éste importante sector, pero volviendo al hilo, creo que los sectores agrícola y ganadero deberían ser primados por las políticas estatales, mejorando las condiciones de vida e infraestructuras del mundo rural, como base fundamental que fue siempre en nuestra economía. Parece que poco a poco mucha gente está volviendo a las tierras que tuvieron que dejar años atrás.
Ayudar a éstos verdaderos emprendedores con buenas políticas, debe ser una tarea importante a llevar a cabo, para recuperar los campos de cultivo y lo que ello conlleva.
…Volvemos a la tierra que es fuente de alimento para el cuerpo y la mente, liberándolos por otro lado de las alienantes barreras de hormigón para las que el humano no está hecho ó al menos para quienes así lo sienten.
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