Entre el verde de tus islas
ríos de plata serpentean,
baja y sube la marea
y a los escollos aísla.
Manglar que al árbol sostienes,
mundo anfibio hecho jardín,
no halla principio ni fin
en el laberinto quienes
en tus entrañas penetra.
Tus troncos buscan la luz,
tu raíz, la tierra quieta.
Abrazado en espiral
yergue su tronco un gandul
en su deseo vital
de crecer entre las aguas
ofreciendo al cielo azul
de la lluvia ser paragua,
del sol: cobijo en su sombra
del viento: hogar y resguardo
y en las noches de zozobra:
dicha y paz bajo su abrazo.
Laberinto serpentino
de ramas entrelazadas
en tus entrañas mojadas
la vida se abre camino.
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