A la paya aflamencada se le distingue fácilmente por la abundancia de lunares y faralaes y porque sólo sabe bailar sevillanas, para lo cual se ornamenta como en un carnaval con todos los complementos posibles del chino ó el todo a cien.
Vive un flamenco descafeinado unos días al año en los que tira de ropero y se engalana para el menester, no sin antes hacer un repaso mental de cómo eran los pasos de la sevillana que hay que bailar para airear la naftalina y amortizar el espíritu flamenco que le aflora cada año en las fiestas de su pueblo.
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